martes, 19 de julio de 2016

(A Víctor Barrio)


De entre todas las representaciones del mundo, la así llamada fiesta del toro es de exterminio directo, siempre se salda con la muerte, al menos, de uno de los dos contendientes, normalmente el que acude obligado al ruedo, que no conoce gloria ni fortuna ni le aguarda más grandeza que la del estofado o su cabeza encaramada a una pared; en ocasiones el indulto por la bravura demostrada.

El que acude por su voluntad, engalanado de luces, con hombría y superioridad exacerbadas y con el acero en la mano, sabe que el éxito de su faena está en su capacidad de arrimarse al toro para elaborar una danza macabra en la que el más mínimo error puede resultar fatal.

He ido invitado una única vez a los toros, a sabiendas de que esa orgía de sangre y muerte que se entiende como “fiesta” no podía tener lugar entre mis aficiones; me repugnó el espectáculo, y aplaudiría su prohibición.

Pero me han repugnado todavía más los insultos, blasfemias, invectivas y sarcasmos celebrando y festejando la muerte del joven maestro y denostando a su viuda y familiares; hay que tener mala entraña para alegrarse de su desgraciada suerte.

En otros tiempos hubo toreros escritores, artistas que integraban las tertulias de intelectuales cuya muerte en el coso era motivo de elegía por parte del poeta.

Pero hoy, a la vista está, el signo de los tiempos ha cambiado y la elegía ha dado paso a la alegría por el mal ajeno, tal vez otro rasgo definitorio de esa “marca españa” que tanto sonrojo provoca.

Al que ha caído en el vano intento de entretener a su extraño e indolente público, a él dedico estas líneas.

3 comentarios:

  1. Bien escrito compañero.
    Yo, que soy defensor de los animales (con alguna excepción, como por ejemplo las moscas y los mosquitos que me están breando mientras escribo esto), no puedo entender que haya gente que se alegre de la muerte de un ser humano porque su profesión fuera la de torturador y matador de toros bravos.
    El mismo día que fallecía el torero, perdía la vida una limpiadora al defenestrarse cumpliendo con su obligación. De ella poco se sabe, poco se ha dicho en las redes sociales y en los medios de comunicación. No tengo acceso a datos fiables pero me imagino que todos los años mueren varios, demasiados, trabajadores en el desempeño de su labor o en los desplazamientos que han de hacer, y tampoco se les dedica un mísero comentario.
    Vaya desde aquí mi abrazo solidario a las familias y amigos de los trabajadores que han fallecido ejerciendo su tarea, sean estos albañiles, oficinistas, limpiadoras o toreros.

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  2. Muy bien escrito los dos, pero de contenido me quedo con el de MANOLO! Toda mi solidaridad con la familia del torero fallecido en el ruedo, toda mi solidaridad con tod@s l@s trabajadores fallecidos en "actos de servicio " (término que no debería haber sido apropiado por nuestras ilustres Fuerzas Armadas y Policía), toda mi solidaridad con los millones de niños explotados en el mundo, toda mi solidaridad con los millones de mujeres explotadas, con las mujeres víctimas de la denominada "violencia de género " (otro término que habría que modificar por ASESINATOS MACHISTAS)

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  3. El año pasado fallecieron en España 608 personas, es decir, casi dos personas al día. De ellos 500 se produjeron durante la jornada laboral y el resto, 108, in itinere. En total 28 fallecimientos más que en 2014. Ya veremos cómo acaba 2016, pero en agosto íbamos 6 fallecidos por encima de los que se habían registrado a agosto 2015. Mala tendencia, peor aún si se tiene en cuenta que llevábamos muchos años bajando las cifras de mortalidad laboral. Sólo a modo de ejemplo pensemos que en 2010, en plena crisis, estábamos en 737 fallecidos en accidente laboral.
    Las cifras son tremendas y, sin embargo, únicamente son la punta del iceberg de la siniestralidad laboral.
    Haber trabajado en una multinacional inglesa me ha permitido conocer la relevancia de la Seguridad (con mayúsculas) en las empresas. No podéis imaginar el enfoque y la intensidad de recursos y procedimientos que imprimen a la Seguridad. En España vamos por detrás pero mejorando claramente. Y aún así ...
    Un principio general de la Seguridad Laboral (o Prevención de Riesgos Laborales en terminología española) es que "todos los accidentes son evitables". Cuesta entenderlo, pero una vez asumido toda la gestión cobra sentido y se vuelve mucho más potente.
    Por último un comentario que genera cierta melancolía: entre el 90% y el 95% de los accidentes son causados por Actos Inseguros (personas). Únicamente el 5%-10% son causados por Condiciones Inseguras (máquinas, entorno, etc.) Lo cual nos indica dónde hay que actuar: formación, procedimientos, y disciplina. Esta última es clave. Por ejemplo en mi empresa la Seguridad es condición de empleo, lo cual significa que si alguien se salta las normas y procedimientos, se juega el puesto de trabajo (tenemos en cuenta la gravedad del Acto Inseguro, si hay reiteración, su nivel de formación y así sucesivamente). Nos lo tomamos muy, muy en serio.
    La Seguridad se trabaja. Como casi todo.

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